Mundo Invisible es la última etapa de una Cultura Solidaria en Movimiento.
Es una herramienta esencial tanto para aquellos que necesitan expresar su necesidad, su urgencia, su soledad, o sencillamente su deseo, como para todos los que estén dispuestos a emprender un camino hacia ellos.
A lo largo de estos 19 años la Red Solidaria fue creciendo cada vez que una nueva voluntad de participación
se sumaba a esa idea. Y cientos de voluntarios y amigos fueron acercándose, conociéndose, aprendiendo
de cada experiencia relativa a la realidad que enfrentaban.
Si en algún lugar de la Argentina había un chico perdido, si alguien se veía obligado a enfrentar un trasplante;
si existían infinidad de necesidades en comunidades de pueblos originarios, si había que enfrentar
conflictos ecológicos o resolver la situación de aquellos que se encontraban viviendo en la calle, ahora
también existía un grupo enorme de gente dispuesta a hacer lo imposible para acercarse a resolverlo.
La reacción de la sociedad fue inmediata, masiva y conmovedora. Frente a cada uno de estos conflictos aparecían
nuevas ideas, nuevas herramientas, nuevas soluciones. Esa era la prueba de que todos podíamos llevarlo a cabo:
solo se necesitaba ese primer paso, ese deseo, esa emoción. Y esa voluntad que desencadenaría la acción.
Y mientras recorrían ese camino fueron también descubriendo muchas otras organizaciones que trabajan
admirablemente, día a día, con objetivos similares y con idéntica pasión. Muchos de ellos no aparecían
en los medios de comunicación, y su actividad era desconocida para la mayoría de nosotros. Muchas de esas
necesidades, y muchos de los que dedicaban sus vidas a resolverlas, pertenecían a un mundo de silencio,
intangible, remoto…. Pertenecían a un mundo invisible.
Fue así que descubrimos la necesidad de crear un dispositivo que permitiese dar a conocer ese "Mundo Invisible"
de pequeños y grandes milagros que ocurren a diario cuando alguien se acerca a un anciano que duerme
en la calle, cuando un grupo de voluntarios recupera a un chico perdido, cuando se crea una reserva natural
o se logra que alguien acceda a un hospital y a tratamientos médicos dignos.
Y así se convirtió en el primer mecanismo de expresión para aquellos
que carecían todo acceso a la comunicación, a la visibilidad y a una
voz propia; aquellos que enfrentaban innumerables dificultades para
transmitir su dolor o su necesidad. Mundo Invisible fue creado
entonces para transformarlo en una respuesta masiva de la
comunidad en búsqueda de soluciones concretas, a través de todos
los medios de comunicación existentes.
Y es con ese propósito que en Mundo Invisible generamos campañas
de comunicación masiva a través de profesionales de la comunicación
que actúan en comunión con numerosas empresas, organizaciones
sociales, docentes, artistas, científicos, trabajadores y gobiernos.
Y, sobre todo, junto a una comunidad que intensifica cada día su
necesidad y su deseo de un compromiso social contundente.
Cuando la realidad nos demostró que era posible llevarlo a buen
puerto, entendimos inmediatamente que era necesario extenderlo
también a toda América Latina para ofrecer un espacio, una voz y
una imagen a aquellos que tan imperiosamente lo necesitaban.
Son los que esperan una oportunidad. Son los que necesitan de nuestro compromiso. Pero de igual manera son invisibles las miles de personas que trabajan junto a ellos cada día, y nuestro desafío es también darlos a conocer para que todos podamos participar de esos pequeños milagros cotidianos.
Ese el mayor desafío de Mundo Invisible, puesto que esa visibilidad puede impulsar e incrementar el compromiso de toda la comunidad. Ese compromiso social ya existe de alguna manera en todos nosotros: incipiente, espontáneo, tímido, o meditado, de largo aliento, rotundo. Todos lo hemos sentido alguna vez. Está siempre ahí, latente.
Ahora podemos dar un paso más. Todos necesitamos de todos. Y es el momento para que ese compromiso se consolide en una transformación social concreta.
Queremos expandir durante los próximos años esa misma voluntad solidaria a toda
América Latina, esta vez acompañada de un mecanismo de comunicación que permita
darles la visibilidad que merecen. Ese desafío y esa transformación son posibles
y están a nuestro alcance. Ese desafío y esa transformación nos esperan.
Ahora solo depende de todos nosotros…